No
todas las veces brilla el sol, siempre hay un día en la semana que por alguna
extraña razón, amanecemos de mal humor, nos hemos levantado con el pie
izquierdo y no deseamos más que el tiempo pase volando para que al llegar la
noche, volvamos a ser esa semilla insignificante abandonada en el limbo.
Tomada de Internet. |
Pero
la vida sigue, y aunque la vida misma continúe, a veces los problemas por
pequeños que sean crecen como si fuesen una bola de nieve en bajada…seguimos
caminando, seguimos con la rutina y el afán que traen los días, seguimos
viviendo a pesar que algo se haya congelado en nuestros pensamientos tan solo
porque así estemos de cuerpo presente, al interior de esta caverna seguimos en
la nada.
Las
circunstancias de la vida por difíciles que sean se terminan aceptando. De
repente se busca entre los recuerdos buscando una salida, una solución, no
importa cual sea siempre y cuando no duela tanto y siempre y cuando sea eficaz.
Las
cosas pasan por algo, y el camino que se toma tal vez nos lleve a la calma que
siempre buscamos… Y es que a veces recurrimos a lugares en los que hemos estado
solo para llegar a esa tan anhelada calma.
Un
parque, una montaña, una playa solitaria, un balcón, un rincón… un rincón
cualquiera en este mundo…
La
gente se va y es difícil despedirse de ellos, en especial cuando ocupan un
lugar importante en nuestras vidas, sin embargo, a veces recordarlos en el
último lugar que habitaron en la tierra y rebobinar el casete de lo que eran en
vida, sus consejos y todo lo que nos decían, su presencia. Recatarse de que
ellos ahora se encuentran en una dimensión completamente desconocida para los
de este lado y ver que posiblemente como muchos creemos, dejaron por acá sus
problemas y pecados…
Cuando
se me ocurriría que aquel lugar en donde tantas almas descansan y penan sería
justo ese lugar que me ayudaría a pensar y encontrar algo de esa paz interior,
paz que a veces buscamos para llegar a una paz un poco más exterior.
Por
eso pienso que es más que necesario hacer un alto en el camino, robarle tiempo
al tiempo y hacerlo tiempo de uno mismo. Reflexionar acerca de quiénes somos y
como van las cosas… a ver si los tiempos mejoran.
Por
Nathaly
Marles.